domingo, 8 de septiembre de 2013

Se masca la tragedia.

Mientras salgo por esa puerta
suplico no volver a tener que encontrarte
en otro quicio,
no quiero sacarte de quicio ya.

La rutina es el diminutivo de
la ruta de los cobardes.
Por eso se masca la tragedia
y yo mientras me bebo la comedia.

El pesimismo azota fuerte.
Contemplo la vida,
pero con templo también llega la muerte.
Y aquí me tienes,
otra vez en la cuneta de tu baile,
en los márgenes del folio,
al borde de tu cama.

He adiestrado tormentas zurdas,
me ha partido el rayo de tu adiós.

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